sábado, 4 de abril de 2009

Un esclavo del placer

Lautreamont, inspirador de surrealistas, advierte:
"Me propongo sin estar emocionado, declamar la estrofa fría y seria que vas a oír. Prestad atención a su contenido y no os dejéis llevar por la impresión penosa que al modo de una contusión ha de producir seguramente en vuestras imaginaciones alteradas. No creáis que yo esté a punto de morir, pues todavía no me he vuelto esquelético ni la vejez está marcada en mi frente."

Tengo que admitir que no tengo autoridad para hablar de surrealismo porque estoy enfermo y además al primer indicio de recuperación el mundo parece un lugar maravilloso, mucha gente deja de ser detestable y el aire vuelve a ser tan sabroso como siempre. Así es, en este momento no soy creíble para los demás, no creo en mi propio juicio y no represento ningún pensamiento sino el de los que poseen un mal tortuoso. No puedo calificar ni para pesimista ni para optimista, sino simplemente padezco. ¿qué era yo antes de esto? claramente un romántico en potencia, ¿y ahora?, un esclavo del placer.
¿Puede ser uno esclavo del placer? ¿se puede vivir sin sentir placer?
Diría que la búsqueda de un sentido para la vida es algo que se hace de la mano del placer sabiendo que no se va a encontrar nada. Es decir que el sentido de la vida y el placer son la misma cosa ya que sin este último no hay búsqueda posible.
El tacto, ¡qué sentido poderoso!, muy amigo del placer, es tan amigo que el placer no vive sin él, se muere de tristeza.
Sin tacto no hay libros, no hay música, no hay prójimo, no hay muerte y el mundo es eterno. Y lo eterno es amigo de lo frio, de lo insensible. Así cierra el ciclo.

No hay comentarios: